Hongos psicodélicos: De la burla al respeto. ¿Por qué están revolucionando la salud mental?

Hongos enteógenos en un bosque

Alguna vez usé el término “hongos alucinógenos” para reírme de alguien. Sí, lo admito. En mi juventud, lo asociaba con locuras o delirios. Pero la vida tiene una forma curiosa de voltear las cartas: años después, esos mismos hongos se convirtieron en un tema que me obligó a replantearlo todo.

Cuando la curiosidad golpea: ¿Qué son realmente estos hongos?

Los llamados “hongos mágicos” —o como prefiero nombrarlos ahora, hongos enteógenos— contienen sustancias como la psilocibina y psilocina. Estas no son simples “drogas recreativas”. Su historia es milenaria: sobrevivieron a la conquista española, que intentó borrarlos, y hoy la ciencia los estudia para tratar desde depresión hasta adicciones.

Pero mi viaje de descubrimiento empezó en un momento bajo. Ansiedad, preguntas sin respuesta, noches de sobrepensar… Hasta que, como por destino, un artículo apareció en mi pantalla: “Psilocibina y depresión: ¿la clave está en los hongos?“.

De la ignorancia a la revelación: Una historia que viene de los dioses

Antes, los veía como un chiste. Hoy, sé que para culturas como la mexica eran teonanácatl: “la carne de los dioses“. El término enteógeno —que significa “Dios dentro de ti“— captura mejor su esencia. No se trata de “alucinar”, sino de explorar la mente, conectar con algo más profundo.

¿Y el término psicodélico? Viene del griego “manifestar el alma“. Exacto: estos hongos no distorsionan la realidad, sino que la amplifican, revelando capas de nuestra psique que ni siquiera sabíamos que existían.

Lo que la ciencia está descubriendo (y lo que las tradiciones ya sabían)

Investigaciones recientes respaldan lo que los chamanes llevan siglos practicando:

  • Depresión resistente: Estudios muestran que una sola dosis guiada puede reducir síntomas por meses.
  • Adicciones: Ayudan a “resetear” patrones cerebrales, como el alcoholismo.
  • Ansiedad existencial: En pacientes con enfermedades terminales, brindan paz y aceptación.
Mujer deprimida en medio de una multitud

Pero ojo: no es un “viaje recreativo“. En rituales ancestrales, se usaban con propósitos sagrados, bajo guía experta. Hoy, países como EE.UU. ya permiten estudios clínicos, y lugares como Oregon han despenalizado su uso terapéutico.

Mi mensaje para ti: Esto no es un juego

Si algo aprendí, es que los hongos enteógenos merecen respeto, no prejuicios. No son para todos, y consumirlos sin preparación o en un mal entorno puede llevar a un “mal viaje” (ansiedad, paranoia). Además, en muchos países siguen siendo ilegales.

Pero su potencial es innegable. Para mí, pasaron de ser una broma a un símbolo de cómo la naturaleza guarda respuestas que la ciencia apenas está descifrando.

Reflexión final: ¿Y si en lugar de temerle a lo desconocido, lo exploramos con curiosidad?

No voy a confesar si los probé, pero sí diré esto: entender su historia y ciencia me hizo cuestionar mis propias creencias. Quizá, en un futuro, estos hongos no solo curen mentes, sino que nos ayuden a reconectar con lo sagrado que hemos olvidado.

PD: Si este tema te resonó, recuerda: la información es poder, pero la prudencia es sabiduría. Siempre investiga, consulta a profesionales y conoce las leyes de tu país. La mente no es un campo de juegos.

Ingeniero civil de profesión, pero amante de la naturaleza y la buena comida. Desde niño me ha emocionado observar las plantas, animales y hongos. Me encanta aprender nuevas cosas sobre el mundo que nos rodea, por lo que he decidido compartir mis observaciones y conocimientos a través de este medio.

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